martes, julio 15, 2008

Chéjov con la Policía de México D.F.

La noticia puede no pasar de mera curiosidad, pero a mí me sugiere casi el comienzo de un relato, e incluso una novela que pudiera escribir Saramago. ¿Qué pasaría si todo el cuerpo de policía del Distrito Federal de México comenzara un día, de la noche a la mañana, a leer a Chéjov en sus horas libres, en las esperas, incluso en acto de servicio (que suena así como muy de película de Hollywood)? Sin tirar de imaginación, pasar no pasaría nada, claro. Pero puedo imaginar a uno de esos tipos amenazadores, de uniforme azul y metralleta al pecho, físicamente acomodado ya en el sillón de su casa, camiseta y pantalón corto, y con el ánimo en pleno desasosiego al estar leyendo, por ejemplo, “La muerte de un funcionario público”, que viene al caso, “La onomástica”, “La novia”, etc.
¿Qué sería de este tipo al ponerse el uniforme al día siguiente antes de salir a la calle? ¿Habría algo más de humanidad en él que el día anterior? ¿Puede Chéjov ablandar a todo un cuerpo de policía tan merecidamente desprestigiado como el de la Ciudad de México? Algo parecido debe pensar la Academia de Policía de la capital mexicana, que ha entregado a cada uno de sus miembros una antología de cuentos “para relajar su duro acontecer” (Diario “El Financiero”). “Para leer en libertad”, es el título de esta antología, que reúne, además de obras de Chéjov, otras de Cervantes y de Jack London. La idea nace del curso “Letras en Guardia”, que dirige para la Academia (de policía) el poeta mexicano Juan Hernández. Ahí queda la cosa. Igual a alguno le inspira.

7 comentarios:

Raúl dijo...

Si acaba siendo efectivo tan "literario" proyecto, tendré que empezar a creer en los gnomos y las hadas, querido mío.

y qué más da... dijo...

Querido Raúl, igual que tú, poco efecto le pronostico yo a este proyecto, la verdad, pero a veces uno se sorprende y todo. Mal no les hará a los tipos, salvo que al final acaben reclamando psicoterapia...

Anónimo dijo...

Una súplica al autor de este blog:

México, y sus derivados, va con X, jamás con J. Por favor ¿podrías escribir México y sus derivados (mexicano, mexicana, mexicanismos, etc.) como es?

Los mexicanos te lo vamos agradecer eternamente, ya es un agotamiento estar pidiendo a los españoles que no escriban México con j, es un horror.

México no es palabra castellana. Los españoles lo escribieron asi porque escucharon que la X se pronuncia como j y se les hizo facil cambiar la letra.

POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR ¡MÉXICO, Y SUS DERIVADOS,
SE ESCRIBE CON X!

Anónimo dijo...

ah, y los policias en México no traen "metralleta al pecho", solo cuando están en algun conflicto. Los policias de México son como todos los policias del mundo. y ¿que pasaría si leyeran a Chejov? pues pasaría lo mismo que si un político, un albañil, un estudiante, quien sea, leyera a Chejov. O ¿que pasaria si un policia español leyera a Chejov?

y qué más da... dijo...

Compañero/a de México:
En primer lugar, quisiera rápidamente aclarar que no existe intención alguna de herir sensibilidades ni de ofenderte a ti ni a ningún otro mexicano que se acerque a este blog. Te reconozco que esto me agarra un poco de sorpresa. No estaba al corriente de que la cuestión del topónimo México-Méjico supusiera un conflicto activo entre naciones que causara “agotamiento” ni “horror”. Por lo tanto, aunque en la mayoría de las ocasiones sigo la recomendación de la RAE con respecto al uso de la "X" en lugar de la "J", otras veces he utilizado la "J" sin darle mayor importancia al asunto, puesto que ambas son correctas hoy por hoy. Estoy de acuerdo, sin embargo, en que cada país tiene derecho a ser nombrado como a él le venga en gana (faltaría más), puesto que México es un nombre propio, además. Así que atiendo a tu petición sobre este tema y de camino voy a indagar por mi cuenta un poco sobre este conflicto que me planteas.

Con respecto a tu segunda intervención, siento aquí discrepar contigo en algunos aspectos. Los cuerpos policiales, aunque persiguen fines comunes (igual de despreciables desde muchos ángulos), no son iguales en todo el mundo, por suerte o por desgracia. Se parecen, pero hay quienes destacan por tener sus "cositas". Desde luego no seré yo quien defienda a una institución represora, independientemente de la bandera a la que sirva, pero hay estados que se apoyan en cuerpos más fascistas que otros, más corruptos que otros, etc. En lo que toca a México, el cuerpo de policía tampoco es una perita en dulce, amigo mío. Lo siento si no te gusta reconocerlo. Respeto mucho al pueblo mexicano, su cultura, pasado, costumbres, a sus escritores, artistas, etc., pero no deberías llevarte a engaño ni te dejarte arrastrar por el patriotismo que creo me has mostrado, pues de otra manera no lo entiendo. Así que, por favor, no busques el conflicto entre policía mexicano y policía español, porque no van por ahí los tiros, de veras.
Por otro lado, no, no es lo mismo que un albañil o un estudiante lean a Chéjov a que lo haga un policía (ni siquiera uno mexicano). Ser policía es una elección, y supone una visión del mundo que legitima el statu quo. Por ejemplo, un banquero no es menos ladrón por el hecho de que su actividad sea legal. Lo mismo con abogados, etc. Por lo tanto, me parece acertada mi sorpresa ante el conocimiento de que el cuerpo de policía del DF de pronto lea a Chéjov.
Por último, por supuesto que no todo policía mexicano lleva una metralleta al pecho. Sin embargo, yo mismo he podido comprobar que no es algo poco frecuente encontrar a un policía de esta guisa. Aquí, si te sirve de consuelo, también los hay con metralleta al pecho, y dan verdadera pena. Como ves, entonces, no es por ridiculizar a tu país, ni mucho menos. Yo he elegido (más mi subconsciente, si me lo permites) a un policía con la metralleta al pecho, independientemente de que sea o no representativo del cuerpo de policía de México DF, simplemente porque este es el personaje que ha tomado vida en mi imaginación, se ha metido el libro de Chéjov en el bolsillo, se ha ido a su casa como si tal cosa y se ha sentido desasosegado al terminar ciertos relatos muy especiales. Este punto no era más que ficción.
Así pues, espero que no te sientas ofendido (ni agotado, ni horrorizado), al menos no en lo que tiene que ver con la forma en que pongo mis ojos y mi interés sobre México y los mexicanos.
Un saludo,

Yo Escribo dijo...

He llegado a este blog por casualidad.
Te comento algo: ruego a los lectores y a sus amigos, familiares, conocidos, que no llamen Méjico a México. Bastante trabajo nos ha costado liberarnos del yugo esclavizante de los poderosos como para tener una digna independencia. México es el nombre de mi país. Así, escrito con “x”. Méjico no puede ser la evolución correcta de la “x”. No proviene del latín: “truxo”, “trajo”. No es así cuando esta “x” se encuentra en la rica toponimia mexicana: Xochimilco, Tlaxcala, Texcoco, Atlixco, Taxco y centenares o miles de nombres más; no nos desharemos de la “x”, no, cuando se encuentra en los nombres de la abundante comida mexicana: nixtamal (el proceso para elaborar las tortillas), por ejemplo.
En España, hasta el siglo XVI (siglo en que los españoles llegaron a lo que hoy es México), la letra escrita x (en palabras como dexar, dixo) se pronunciaba como la ch francesa o la sh inglesa; la transición hasta la pronunciación actual (j española) llevó todo ese siglo (un poco después, también cambió la grafía por j: dejar, dijo). Cuando los españoles oyeron en lenguas indígenas el sonido /sh/, lo escribieron x. Hoy, en las palabras de origen indígena que por tradición se escriben todavía con x, ésta tiene una de tres pronunciaciones, según el caso (ejemplos: México, Oaxaca /j/; Xochimilco, Xóchitl /s/; xocoyote, xola /sh/).

y qué más da... dijo...

Ana En primer lugar quiero darte las gracias por tu comentario y la argumentación que ofreces. Desde que un lector anónimo me reprendió por haber escrito "Méjico" no he vuelto hacerlo. De hecho corregí el texto de este blog para que no quedase duda. Hasta entonces desconocía el verdadero origen de la "españolización" del nombre propio. En la escuela nos enseñaban que México era Méjico y Texas, Tejas. No lo esgrimo como excusa, pero así lo reconoce aún la Real Academia de la Lengua y, sin embargo, nadie tiene más derecho que el pueblo mexicano a decir cómo se llama su país. De acuerdo con esto, reitero mis disculpas por todas las veces que he escrito "Méjico" antes de conocer este dato. Para mí es un asunto cerrado, algo que he aprendido, que respeto y que difundo en la medida de mi alcance.

Gracias, Ana, y un saludo.

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.